Empresas familiares: Sugieren a los estacioneros a prevenir problemas legales a futuro
Las Estaciones de Servicio Pymes representan más del 80 por ciento del sector económico privado que moviliza nuestro país. La mayoría están conformadas por familias que trabajan en ellas bajo la impronta marcada por sus fundadores.
Es en este punto que el abogado especialista en temas relacionados a la comercialización de combustibles, Francisco Berdaguer, destaca que involucrar a los miembros de la familia en la empresa puede ser beneficioso o perjudicial según el modo y la forma que se logren insertar dentro de la organización.
Recordó que el término “empresa familiar” engloba dos conceptos muy fuertes y sensibles a la vez: “Por una parte, estamos hablando de una organización cuya finalidad principal consiste en obtener un lucro (aspecto objetivo), y por la otra, emociones y afectos personales (aspecto subjetivo)”, explicó.
En este contexto, asevera que cada vez son más, las consultas que efectúan dueños de Estaciones de Servicio que quieren planificar consensos y reglas claras para el relacionamiento interno del grupo en relación a la empresa.
“Generalmente estas consultas se incrementan cuando la firma tiene intenciones de expandirse o cuando se dividen o se incorporan otras unidades de negocio”, comentó Berdaguer.
Agregó que también se dan estas situaciones al momento en que los hijos o nietos adquieren un rol protagónico en el management, buscando directamente profesionalizar la empresa y despersonalizarla de su dueño para darle un sentido de trascendencia más allá de las personas.
En base a estos acontecimientos, el especialista recomendó tres etapas de trabajo para brindar una tranquilidad a futuro en materia legal y de relaciones interpersonales, que comienza con un diagnóstico y planificación, donde el objetivo es escuchar al fundador y a los demás miembros de la familia a fin de conocer el perfil de cada uno de ellos, sus metas, los talentos y el valor que podrían aportarle a la empresa. En este estadio, se arribará a un diagnóstico que permita conocer de compromiso de la familia con el proyecto empresarial teniendo en cuenta los objetivos personales de cada uno.
Luego de ello, expresó que viene la segunda etapa, de instrumentación de acuerdos y protocolos, un proceso marcado por la creación de normas contractuales que regularán el modo de conducción, los objetivos, la política de dividendos y remuneraciones, el diseño de un organigrama con descripción de funciones y cargos, las condiciones de ingreso y requisitos para que los miembros de la familia se incorporen a la empresa.
“Sin duda se trata de generar herramientas útiles que permitirán cubrir aspectos fiscales, evitar conflictos familiares, profesionalizar la empresa, y principalmente preparar la empresa para futuras generaciones”, recalcó.
En este sentido, Berdaguer sugirió formar refuerzos y un blindaje legal, afianzando y ejecutando los acuerdos y protocolos. Remarcó que es aquí donde muchas familias avanzan con el diseño de otros instrumentos contractuales, como por ejemplo, fideicomisos de administración, con el objetivo de blindar el patrimonio familiar, separándolo del patrimonio personal de cada uno de los miembros, de modo de poder amortiguar potenciales reclamos de terceros.
Concluyó que se trata de medidas eficientes que están al alcance de la mano del empresariado y contribuyen a evitar dolores de cabeza a futuro, y también para abordar temas patrimoniales de la familia que, por cuestiones de vínculo afectivo y emocional, resultan difíciles de tratar.