A pocas semanas del cierre del 2021, la Confederación del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA) realizó un análisis del estado de situación del sector de los combustibles, donde alertaron por el impacto de la recesión que atraviesan la Estaciones de Servicio desde abril de 2018.
El informe detalló el impacto de la caída del volumen producto del combo recesión más pandemia, donde según estimó el presidente de la entidad Gabriel Bornoroni, se perdieron de despachar 8.2 millones de m3 de combustible por el combo recesión+pandemia, el equivalente a cinco meses de ventas completos.
El relevamiento ponderó la distribución de lo que paga el consumidor a la hora de cargar nafta, y el peso de la carga impositiva que tiene el combustible. A noviembre de 2021, considerando el precio promedio en todo el país, de los $ 4,962.47 que cuesta llenar un tanque de 50 litros de nafta súper, $ 1,813.56 van, de una u otra manera, a distintos niveles del Estado, a través de tasas municipales, impuestos provinciales e impuestos nacionales. “Significa que el consumidor paga impuestos por más de $ 1,800 cada vez que llena un tanque de nafta súper”, resaltó el directivo durante una presentación a la prensa.
“Este es un punto donde siempre hacemos foco, que es el poco margen que se quedan las Estaciones de Servicio sobre el precio del litro de combustible, apenas el 7,8 por ciento del precio de litro. En un tanque lleno las estaciones se quedan con solo $380 pesos, el valor de dos gaseosas”, remarcó Bornoroni.
Este monto es, en general, insuficiente para permitir una rentabilidad razonable para las Estaciones de Servicio, y ocurre cada vez que los precios de los productos vendidos (los distintos tipos de combustibles) se atrasan en comparación con los costos del servicio (entre otros, los salarios del sector). Por ejemplo, los salarios de operadores de playa equivalen hoy a casi 800 litros de nafta super, el máximo valor en 10 años, a excepción de los últimos meses de 2017.
El informe también ponderó el impacto de la Reforma Tributaria de 2017, que sustituyó el Impuesto a la Transferencia de Combustibles (que se calculaba como porcentaje del precio del combustible), por el Impuesto a los Combustibles Líquidos y el Impuesto sobre el Dióxido de Carbono, ambos de suma fija en pesos, ajustables trimestralmente por inflación.
“De no haberse aplicado esos cambios, el consumidor tendría que gastar hoy $ 259 adicionales por cada tanque de nafta súper”, precisó el presidente de CECHA. Al abonar cada carga completa del tanque, estaría aportando entonces $ 2,072.56 a los distintos niveles del Estado (nuevamente, sin considerar los impuestos que pagan las petroleras y otros eslabones de la cadena de valor del combustible precios a la comercialización).