Tarjetas de Crédito: Estaciones de Servicio prefieren resignar utilidades para sostener el medio de pago
A medida que las plataformas de pago virtual y las operatorias de tarjetas se expanden en la economía cotidiana de los consumidores, las posibilidades de las Estaciones de Servicio de suspender las ventas con plástico se reducen a la mínima expresión.
Luego de la pandemia y con la devaluación del peso, el avance de las tecnologías digitales en materia de compras es cada vez más común y en el rubro de Estaciones de Servicio, a causa de los elevados importes que representa para el cliente una carga de combustible, se potencia.
A ello, se le suman tanto las promociones, como los convenios entre las petroleras y las aplicaciones de pago electrónico o las entidades bancarias, para fidelizar el consumo de naftas, posibilitando que el automovilista obtenga beneficios a cambio de no utilizar dinero papel.
“La cosas cambiaron respecto de épocas anteriores donde las tarjetas de crédito y el pago QR no estaban del todo desarrollados, además de que los billetes tenían más poder adquisitivo”, dijo Alberto Boz, Presidente de FAENI.
El dirigente estacionero aseveró que hoy en día, con la escasa rentabilidad de los expendedores y la caída en los niveles de venta en el sector, dejó de ser una opción decidirse por dejar de aceptar tarjetas.
“Preferimos poner la espalda para mantener los clientes, ya que la única forma de tener en pie el negocio es despachando la mayor cantidad de litros que se pueda”, expresó y destacó que con ese objetivo, resulta de vital importancia permitir que los consumidores paguen como estas herramientas.
En este contexto reconoció que “se sigue recurriendo al capital de trabajo y a la desfinanciación de la empresa para cubrir el bache de tiempo que queda entre la venta con tarjeta y la reposición del producto”, que dependiendo de algunos casos alcanza hasta 20 días corridos.
Este “autosubsidio particular” que implementan los dueños de las expendedoras de su propio bolsillo se tornó aún más pesado en los últimos días con el desabastecimiento de gasoil, hecho que generó inconvenientes en las Estaciones de Servicio situadas en las rutas.
“Con los cupos al gasoil, el estacionero se vio en la disyuntiva de vender el diésel grado 2 a los pequeños clientes que lo abonan en el momento y sostener las tarjetas de fidelización para los camiones, cuya comisión impacta en nuestras cuentas varias días después de la operación”, detalló Boz.